Los 36 Hombres Justos, de Sam Bourne

Treinta y seis hombres sostienen el mundo, hombres que enmascarados (o no) tras unas vidas humildes o incluso turbias (conoceremos a proxene...

Treinta y seis hombres sostienen el mundo, hombres que enmascarados (o no) tras unas vidas humildes o incluso turbias (conoceremos a proxenetas, racistas, narcotraficantes...). Muertos esos treinta y seis hombres el mundo, tal y como lo conocemos, llegaría a su fin y de la mano del fin del mundo llegaría el juicio final. Will Monroe, joven y prometedor periodista del New York Times, preguntará quienes son, quién los mata y sobre todo por qué.

Sin duda esta podría ser una buena sinopsis del libro que hoy os traigo; como podéis ver tenemos muchos elementos con los que jugar en Los 36 Hombres Justos pero Sam Bourne quiere rizar el rizo y en esta ecuación añade además un poquito de crucigramas y un mucho de religión (o religiones). Y una vez agitada la cocktelera nos encontramos un thriller pseudoreligioso de segunda división.


¿Por qué digo que es de segunda división? Pues fácil: Los 36 Hombres Justos no aporta nada nuevo a ese gran filón abierto por El Código Da Vinci de novelas en las que se mezcla religión y crucigramas. Pero ese no es el mayor problema de Los 36 Hombres Justos, no, el problema es que en una novela de casi 500 páginas nos encontramos que más de 100 son totalmente previsibles; como lector sabes lo que va a ocurrir, antes o después, pero seguro que ocurre lo que estás pensado. No aporta nada al género y si me apuráis tampoco aporta demasiado como novela.

Es más, Los 36 Hombres Justos se hace complicada de leer por su tamaño, y es que aunque leas cada día parece que el marcapáginas no avanza en absoluto cuando además sabes lo que va a ocurrir a la vuelta de la página. ¿Por qué he terminado de leerla entonces? Pues no os voy a engañar: tan solo por orgullo, orgullo de vencer a la novela y terminarla.


Sam Bourne trata, dotando a la novela de sitios recurrentes (léase Google u otras herramientas tecnológicas), de darle una cercanía o verosimilitud de la que la novela carece y es que tantos mitos, tantas religiones, tanto judaísmo, tanto cristianismo, tanta teología, tanto... tanto de todo que peca de exceso para en los momentos finales precipitarse hacía un final obvio.

Los 36 Hombres Justos pasará por mi librería sin pena ni gloria pero por lo menos sin dejar un mal sabor de boca.

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