Scandal, 1ª temporada

Olivia Pope es la reina de la ciudad, Washington es suya, incluso la Casa Blanca es suya... sí, es abogada pero es sobre todo la reina de lo...

Olivia Pope es la reina de la ciudad, Washington es suya, incluso la Casa Blanca es suya... sí, es abogada pero es sobre todo la reina de los lobbies de presión, lo que quiere lo consigue: arregla problemas, los suyos y los de aquellos que la contraten... ¿seguro? No os voy a engañar, así de entrada, la amante del "líder del mudo libre" como el mismo se denomina me cae mal: leches, entiendo la seguridad en uno mismo pero una cosa es eso y otra diferente ese aura de Madre-Teresa-de-Calcuta-salvadora-del-mundo-mundial-y-quizás-un-par-de-planetas inaguantable. Pero no nos desviemos, hablemos de Scandal y no de Olivia Pope que comienza como personaje secundario para convertirse en el principal.

 Scandal arranca con la captación de un nuevo abogado (Quinn Perkins) para el bufete de Olivia Pope (sumosacerdotisa del mundo libre), un bufete en el que no trabajan abogados si no "gladiadores con traje", en el que no se resuelven casos si no que se consigue que ciertos escandalos no transciendan al mundo y cuales en cambio deben trascender para así el mundo se convierta en un lugar mejor... ¿en un lugar mejor para quién? Y esa es la gran pregunta a la que nunca encontraremos respuesta, aunque, con el paso de los episodios nos daremos cuenta que al final todo se resume en Olivia Pope: ¡hasta la paz mundial! (y este no es un comentario gratuito).

Scandal es una serie muy mediocre en interpretaciones ¿alguien empatiza con Olivia? ¿con Quinn? ¿con Abby? ¿alguien se siente presidente de los Estados Unidos de América? Al final simplemente disfrutas con Huck ya que sabes que en su interior algo falla, que tiene problemas y que es más raro que un perro verde pero que como ese perro se hace querer... el resto: mediocre.

Pero si mediocres son las actuaciones no os cuento el guión. Para comenzar partimos de una conspiración: la de Marilyn con JFK, solo que JFK tenía carisma y nuestro Fitzgerald Grant lo que se dice carisma no tiene ninguno (eso sí tiene una mujer de armas tomar), Marilyn era la it's girl del momento y Olivia Pope es... y aquí está el verdadero problema de Scandal: personalmente creo que Shonda Rhimes ha creado una mujer (negra) capaz desde la sombra de dominar el mundo, ha intentado mostrar su prototipo de fémina del siglo XXI pero para ello ha reducido el coeficiente del mundo (un presidente que regala perros a sus amantes, un fiscal que no sabe llevar sus casos, un abogado que solo consigue información a través del sexo, un asesino reinsertado...) ¿de verdad Shonda Rhimes lucha así por el feminismo? Sinceramente, y analizándola con lejanía, Scandal es una serie donde se ha colocado a una mujer guapa (Kerry Washington) a dominar el mundo: pero no un mundo real si no un mundo de deficientes en el que los hombres y los gays son seres ridículos los primeros y locazas los segundos (lamentables las escenas entre Cyrus y su marido). Una serie donde se intenta elevar a diosa a una mujer pero para ello no se eleva si no que se rebaja su alrededor. Fea y triste idea.

Pero no todo es malo y aburrido en Scandal, a la serie hay que agradecerlo su estilo: un vestuario muy cuidado (todos van estupendamente vestidos siempre), una escena trabaja (maravilloso despacho de abogados) y estéticamente elegante. Sí, como producto visual Scandal es bueno, bonito y atractivo.

Dicho esto debo reconocer que Scandal lo tenía muy (pero que muy) complicado: os quiero recordar que las series de abogados que hemos reseñado en este blog son Boston Legal y Suits y por mucho que lo intente Shonda Rhimes (creadora de Anatomía de Grey) nunca llegará a la altura de estas ya que para empezar ninguno de los actores tiene el carisma necesario para igualar a Denny Craig, Alan Shore, Harvey Speckter o Mike Ross, no amigos no.

Scandal es una serie de segunda, una serie que un día dejas de ver y no la echas de menos...

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