Trance

Está claro: la última cinta de Danny Boyle o te atrapa o la detestas desde el minuto 0. Y eso que la premisa que nos presenta es realmente...

Está claro: la última cinta de Danny Boyle o te atrapa o la detestas desde el minuto 0. Y eso que la premisa que nos presenta es realmente simple: Simon es un empleado de una casa de subastas que se asocia con unos criminales para robar un cuadro famoso pero algo sale mal, Simon recibe un golpe en su cabeza y al despertarse no recuerda dónde está el cuadro, a partir de ese momento veremos como se desarrolla ante nuestros ojos un thriller psicológico en el que nada es lo que parece.

Gracias a Elizabeth, una elegante y atractiva psicoanalista interpretada por Rosario Dawson, entraremos en la psique de Simon y como si de un juego se tratase (¿recordáis aquel "Simon dice..." de vuestra juventud?) exprimiremos su cerebro y sus recuerdos hasta llegar a sugestionarlo de un modo sobrehumano ¿o será el sugestionado nuestro cerebro? Y es que Trance genera una atmósfera realmente extraña alrededor del espectador que no sabe demasiado bien a que se está enfrentando: sí, era una película de acción cuando comenzó pero ¿qué es ahora? 

Sí, esto sin duda se debe a Elizabeth es decir a Rosario Dawson quien está increíble en esta cinta; comienza siendo una profesional psicoanalista para convertirse en un sugerente femme fatale en toda regla traspasando la pantalla y llegando hipnoticamente al espectador: primero es distante, más tarde te colocarás a su lado, serás solidario con ella que lucha contra el mal pero terminaras deseándola o incluso deseándola muerta. Sí, este es el mejor papel de Rosario Dawson hasta el momento. 

Pero Dawson no se encuentra sola en esta onirica historia, ella es tan solo una punta más (sí, puede que la más importante cuando a priori parece la más débil) de un triángulo que tiene además a James McAvoy dando vida a Simon, el olvidadizo ladrón de guante blanco, y a Vincent Cassel que da vida a Franck, un gásnter al más puro estilo británico de Guy Richie. Es cierto que ninguno de los tres personajes tiene fondo: desconocemos su historia, no conocemos qué les mueve a embarcarse en esta aventura, no conocemos son sentimientos... ¿o sí? Todo interactúan entre ellos, todos confían unos en los otros, todos son codiciosos, ninguno es frío... posiblemente tan solo seremos empaticos con los momentos de hundimiento y fragilidad pero os aseguro que ninguno de los tres personajes os dejará indiferentes a la conclusión de la cinta.

Evidentemente Trance no es la película perfecta: es incoherente en algunos momentos (¿nadie investiga el robo?) y alguna que otra escena puede aburrir pero no hay duda que Trance está muy por encima de en lo que los últimos tiempos estamos acostumbrados a ver en la gran pantalla plagada habitualmente de superhéroes y dramas lacrimógenos. Una película que no marcará una época pero que dejará una dulce resaca en el espectador. Una película que se merece como mínimo: 

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