The Lunchbox

The Lunchbox es sin duda una historia mágica y encantadora, un cuento de hadas en el mundo actual...  The Lunchbox  es melancolia, es r...


The Lunchbox es sin duda una historia mágica y encantadora, un cuento de hadas en el mundo actual... The Lunchbox es melancolia, es ruido, es un tostón. Porque sí, las actuaciones son maravillosas, la luz, el sonido, la historia pero siempre, en nuestro interior, albergamos la esperanza de que suceda algo, de que algo ocurra, nos da igual si es para conocer el amor verdadero o a la traición más vil y cruel del universo pero necesitamos que ocurra algo, algo que nunca sucede.

Y es que la historia de Illa y Saajan es agradable para el espectador pero endeble en si misma: y es que asistimos a una relación epistolar sin más, incluso, cuando nos lo proponen: sin futuro. Es cierto que durante toda la cinta tuve muy presente el libro de Daniel Glauttauer 'Contra el Viento del Norte' y es que la historia, con la salvedad del conducto, respira la misma esencia. Pero ahí está el problema: estamos comparando una película de 100 minutos con un libro que apenas no llevará dos tardes leer, sí, sin duda el metraje es excesivo y la historia es tediosa como película.

Muchos dirán que The Lunchbox se trata de una película de miradas, de ritmo lento pero no nos engañemos ni nos escondamos bajo la pasta de nuestras gafas (sin graduar posiblemente) The Lunchbox es lenta, muy lenta me atrevería a decir que plomiza pero claro, como ganó el Premio del Público de Cannes vosotros nunca lo diréis aunque penséis exactamente lo mismo que yo. Y es que al final parece que estemos viendo la primera media hora en bucle una y otra vez, una y otra vez, una y... así hasta la extenuación.

A diferencia de Ritesh Batra, director y guionista de la cinta, no quiero convertir esta crítica en lo mismo que The Lunchbox así que:

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