Cine
Autómata
17:01:00
Es cierto que Autómata tiene un punto de partida interesante: ¿qué sucedería si un ordenador (aquí un robot) tuviese libertad total para aprender y evolucionar? Pero los problemas surgen desde el primer momento... la banda sonora no es que no encaje, es que directamente molesta y está más que desubicada. Como lo está la presencia de Antonio Banderas, con un constante ceño fruncido y cara de ser trascendente, que en ningún momento logra hacer creer su papel al espectador; está claro que Jacq es un hombre con una vida aburrida que necesita un cambio, un hombre con una vida que está apunto de cambiar por la llegada de su primer hijo, un hombre pesimista... pero un hombre que ni siente ni parece, que tan solo vive bajo una máscara de hastío al borde de la depresión... sin duda Banderas parece mucho más mecánico que las máquinas con las que comparte plano.
Sin duda pensaría que Banderas está intentado buscar una jubilación, arañar los últimos dólares/euros a una carrera que evidentemente está llegando a su fin pero no sería justo ya que el malagueño es, además de actor protagonista, productor de la cinta por lo tanto se ha arriesgado en un proyecto que claramente se puede definir con una palabra: fracaso.
Es cierto, encaraba Autómata sin expectativas como ya he dicho pero tras su visionado me parece una cinta intrascendente y aburrido. Incluso pretencioso (ojo, aquí comienzan los spoilers): los robots deciden crear un nuevo modelo más evolucionado y ¡tachan, tachan! crean un perro cucaracha sin pulgar oponible? Pero vamos a ver... ¡qué es esto! Ya sin entrar a hablar de las aves carroñeras en un paraje radiactivo sin vida... (fin de los spoilers) dos datos que nos muestran lo mal formulada que está Autómata.
Y lo peor es que cuando comienzan los créditos finales, de nuevo, nos asalta la sensación de haber asistido a un Blade Runner pero cutre, muy cutre. A un batiburrillo de ideas sobre Asimov, sobre los robots y sobre un mundo post-apocalíptico sin el menor criterio, un corta-pega de estética cyberpunk que huye de convencionalismos para convertir en un cliché de 110 minutos que ha logrado:
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