Birdman (o la inesperada virtud de la ignorancia)

Birdman (or The Unexpected Virtue of Ignorance) Una de las cintas más esperadas de la última temporada (finales de 2014 y principio ...

Birdman (or The Unexpected Virtue of Ignorance)


Una de las cintas más esperadas de la última temporada (finales de 2014 y principio de 2015) era la vuelta de Alejandro González Iñárritu tras cuatro años desde su último largometraje: Biutiful. Y lo hacía por la puerta grandes, acompañado de Michael Keaton, Edward Norton, Emma Stone o Naomi Watts entre otros...

Pero no solo de nombres o cartel vive Birdman. La crítica la ha respaldado, galardonado y aplaudido. Birdman es el fenómeno que se supone triunfador en estos próximos premios Oscars (premios que han menospreciado y minusvalorado la maravillosa Interstellar) pero en su periplo ya ha logrado dos Globos de Oro y siete premios de la crítica (Critics Choice Awards).

Todo ello me llevó a pagar una entrada de cine para emocionado sentarme en mi butaca y seguir tarareando Crazy de Gnarls Barkley, canción que nos acompaña en el trailer de este Birdman, mientras no poco a poco las luces de la sala comenzaban a atenuarse.

Tras casi 2 horas a en una sala oscura la luz comienza poco a poco a encenderse y mediada la secuencia de créditos ya solo 10 personas continúan en una sala que con anterioridad estaba llena (sí señores, una sala de cine llena)... el silencio continúa en la sala y las cara son todo un poema.

Es innegable que las actuaciones que se nos ofrecen en Birdman son realmente buenas, que Emma Stone cada día es más guapa o que a Norton antes o después, en cada una de sus películas, le va a caer una host... perdón, un bofetón con la mano cerrada. Sí, las actuaciones son sobresalientes en Birdman pero la cinta y sobretodo el aparato de marketing que la rodea la convierten en un trabajo pomposo que sucumbe por el exceso de autobombo.

Es indudable que Birdman es un derroche técnico maravilloso, es indudable que la fotografía de Birdman es maravillosa e incluso por momentos colorista (y es que la escena en la drugstore es posiblemente una de las secuencias más bonitas de los últimos años), es indudable el mimo y cuidado que Iñárritu ha puesto en todos los plano de Birdman pero el problema es que Birdman se proyecta en salas de cines comerciales, palomiteros, cines donde la gente va a ver películas más o menos comerciales y no cine experimental, un cine que pertenece a otros circuitos y que muy posiblemente haga las delicias de los amantes de un cine en el que se evalua cada categoría por separado. Pero no, Birdman aspira a triunfar entre el "gran público" aspira a ser mainstream, aspira a propocionar un buen rato a mi vecina del 4º, a la madre que empuja ese carrito que ahora recorre la acera y a mí... y creo que en este empeño Birdman fracasa.

Pero no nos equivoquemos o no nos dejemos llevar por el postureo: yo entiendo que a alguien que estudie cine o trabaje en un campo relacionado con el mismo Birdman pueda parecerle la película del año pero como espectador medio creo que puede resultar redundante e incluso soporífera, sí, sí, habéis leído bien: soporífera. Parece que Iñárritu se ha alejado de lo que hasta el momento nos enseñaba en su genial Babel, en 21 Gramos e incluso en Amores Perros y como Keaton en Birdman vive sobrepasado por una fama que le precede. Birdman son luces de la Gran Manzana para el espectador medio y un trabajo sobresaliente para el estudioso del cine pero no es la mejor película de los últimos tiempos, es más, me atrevería decir que Birdman es una película totalmente prescindible que me arrepiento de haber ido al cine a ver (y lo que es peor arrastrar conmigo a alguien a la sala de cine):

Pero sin duda lo peor de Birdman es la sensación que me deja al tener un opinión tan diferente a la de la mayoría ¿será que he perdido la sensibilidad por el arte? ¿será que al cumplir años me estoy volviendo un cascarrabias? o ¿será que cómo borregos adoctrinados repetimos lo que la crítica que leemos (sea cual sea su índole) nos dice? No lo sé y me da miedo.

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