Las Ovejas no Pierden el Tren

Y ahora me pregunto por qué, qué he hecho yo para merecerme esto... y es que con toda la buena voluntad el espectador da una nueva oportu...


Y ahora me pregunto por qué, qué he hecho yo para merecerme esto... y es que con toda la buena voluntad el espectador da una nueva oportunidad al cine español para ser cruelmente defraudado. Porque sí, dejemoslo claro desde el primer párrafo Las Ovejas no pierden el Tren me han, entre otras cosas, decepcionado sin duda fruto de la buenas críticas que había cosechado entre la prensa especializada.

Muchos de quienes se han sentado ante Las Ovejas no pierden el Tren dicen que es el reflejo de una generación que no ha digerido bien su madurez ¿en serio? ¿de verdad? ¿y ustedes qué consumen? Las Ovejas no pierden el Tren llega a nosotros con la etiqueta de comedia pero en ningún momento ha conseguido hacerme reír, entonces he pensado en etiquetarla como tragicomedia pero tampoco ya que en ningún momento me ha llegado a emocionar entonces me pregunto ¿qué es Las Ovejas no pierden el Tren? Es más de hora y media de metraje que intenta agradar, retratar y gustar pero que se queda en tierra de nadie a pesar de unas más que aceptables interpretaciones, porque eso sí, los actores están muy bien dentro de estos personas planos con los que nos ha agasajado Álvaro Fernández Armero (director y guionista de la cinta).

Las Ovejas no pierden el Tren es una historia de fracasos: el de Raúl Arevalo como escritor, el de Candela Peña con los hombres, el de Inma Cuesta en su sueño empresarial o en el de Alberto San Juan en la conciliación de su vida familiar y amorosa... pero es entonces cuando Miguel Rellán entra en escena y lo llena todo con tan solo preguntar cómo estaba el tráfico, una historia que no encaja dentro de Las Ovejas no pierden el Tren pero que sin duda es la más dura, directa, interesante. Con un Rellán enorme que posiblemente merezca mucho más reconocimiento del que jamás obtenga por esta cinta.

Como ya hemos dicho Las Ovejas no pierden el Tren nos muestra los teóricos problemas de la sociedad actual pero sus soluciones son realmente vacuas y sin criterio ¿aislarse de la tecnología totalmente para no dejarnos llevar por la misma? ¿dejar de luchar por una relación por el miedo al qué pensarán? ¿En serio, esto es lo que nos quiere vender Fernández Armero?

Quizás mi humor, con el paso de los años y el excesivo calor, haya desaparecido pero a mí Las Ovejas no pierden el Tren no me produjo ni risas ni sonrisas tan solo bostezos y aburrimiento. Apatía hasta la médula y muchas miradas furtivas al reloj con el pensamiento de "¿queda mucho?". Quizás las ovejas no pierdan el tren, no lo sé, no me importa pero lo que está claro es que estas ovejas no consiguen ningún gatito, así que por mucho que me duela por Raúl Arevalo (adalid del estilo y la clase ibérica con Quim Gutierrez):

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