La Vida Inesperada

Sin duda Carlos Boyero es uno de esos personajes (porque para mí trasciende la simple etiqueta de director o crítico de cine) que extra...


Sin duda Carlos Boyero es uno de esos personajes (porque para mí trasciende la simple etiqueta de director o crítico de cine) que extrañamente, más allá de si tienen razón o no, merecen ser escuchados. Habla libre y sin pelos en la lengua, como que debíamos esperar de aquellos que cobran por dar su opinión pero Boyero lo hace de una manera cruda que rara vez solemos encontrar. Pero dicho esto no por ello tiene razón siempre: sin ir más lejos a La Vida Inesperada la critica de manera dura y desde mi punto de vista injusta.

La Vida Inesperada narra la visita de un joven de provincias a su primo que tras 10 años en la Gran Manzana sigue soñando con ser actor, un sueño que muy posiblemente ya no tiene el mayor sentido y que lo obliga a correr de trabajo en trabajo para permitirse pagar su pequeño estudio desde el que contemplar la ciudad y dar cobijo a las visitas. Sí, La Vida Inesperada habla de amores, de sueños, de obligaciones y de fe (en uno mismo y en la humanidad), habla de las mentiras que a toda costa intentamos creernos para poder ser felices o por lo menos para sobrevivir con dignidad al día a día. Y aunque a Boyero no le guste a mí sí.

Es cierto que el guión firmado por Elvira Lindo (aquella mujer que creó a Manolito Gafotas) y Jorge Torregrossa no es redondo, que tiene fisuras y que posiblemente de otra manera ciertos sucesos hubiesen quedado mucho más claro pero no, La Vida Inesperada va mucho más allá de saber si el primo Jorge se casa o no. La Vida Inesperada es una fotografía a una generación que ha soñado por encima de sus posibilidad pero sobre todo que se niega a dejar de hacerlo. Esto, que muchos tacharían de inmaduro e irracional, supone para otros una virtud y un acto de valentía y es que en el mundo que nos ha tocado vivido hay que ser muy valiente para vivir soñando y luchando por nuestros sueños. 

La Vida Inesperada pertenece a ese nuevo género que podríamos denominar dramedias, esas películas que consiguen retratar la realidad que a muchos le he tocada vivir en estos tiempos de inestabilidad pero que lo hacen a través de pequeñas sonrisas y al final consiguen dejar un regusto optimista y sobre todo esbozando una sonrisa porque lo que nos cuentan Juanito y Jorge, aunque sea desde la Gran Manzana, es historia cercana a la que posiblemente podamos poner otros nombres propios y otras caras.

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