The Voices

Convivo con una gata y sinceramente a veces le hablo, ella se limita a maullar con mayor o menor intensidad y en diferentes tonos depen...


Convivo con una gata y sinceramente a veces le hablo, ella se limita a maullar con mayor o menor intensidad y en diferentes tonos dependiendo de su nivel de enfado, estrés o aburrimiento. En el fondo, como todos aquellos que tienen mascota, me gusta pensar que me entiende e incluso me responde pero en el fondo sé que no es así, quizás tan solo haya adquirido comportamientos que le hagan más fácil la vida. Pues esto estimado lector es lo que nos diferencia de Ryan Reynolds en The Voices una cinta tediosa a la par de repugnante que firma la genial Marjene Satrapi.

Seamos claros y justos The Voices intenta aunar el terror más real con la comedia (negra en este caso) y da lugar a producto sangriento e incluso repugnante a la par que origina e inverosímil. Porque sí, The Voices tiene virtudes e incluso, por momentos, podría estar firmada por el edulcorado Wes Anderson pero en el fondo es un producto oscuro sobre asesinos en serie que viven en su propia concepción de la realidad. 

Y es su idea primigenia la que convierte a The Voices en un producto difícil de juzgar y observar: sí, es interesante ver a través de los ojos de un psicópata pero es complicado hacerlo a moda de comedia cuando a nuestro alrededor de levantan montañas de tupper con los restos de sus víctimas y se hace mucho más complicado cuando terminar con un bodrio de coreografía que no logra arrancarnos una sonrisa si bien todo lo contrario: ponernos de mala leche al pensar que se acaban de reir de nosotros... porque sí, podemos empatizar con Jerry, con su locura, con su enfermedad pero no somos títeres que salgamos del cine bailando.

Sería además injusto decir que The Voices no funciona tan solo por su idea porque no es así. The Voices tarda en coger ritmo y cuando lo hace, cuando Reinolds se aleja del teletubbie para convertirse en un enfermo torturado es cuando la historia termina y todos van al cielo a bailar un boogie con Jesucristo (sí, sí, como lo oyes), un Jesucristo que lo mismo baila, te bendice, que con conduce un transpalé... ¿se cree el guionista un Monty Python? Pues parece que sí pero a diferencia de los británicos no tienen ninguna gracia.

Indiscutible es la gran labor de Reinolds en el papel de Jerry, lo cual es una sorpresa. Como lo es el fiasco de Satrapi tras su genial Persépolis ¿qué te ha pasado Marjene? ¿Por qué? La que fuera una genial dibujante (y no solo por Persépolis ya que la carrera de Satrapi tiene joyas como el libro infantil 'Los Monstruos tienen Miedo de la Luna') y gran directora en su primera película parece ahora otra persona completamente diferente le falta frescura, sorpresa, realidad... aquí de comedia se convierte en parodia pero como aquel programa de la televisión de los noventa: sin gracia. 

Supongo que los lectores habituales del blog no necesitan que otorgue gatitos pero para aquellos que no leen las reseñas y solo miran las fotos hoy se lo pongo fácil, para The Voices:

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